Adolescente: ¡Que adolece de identidad! Comienza a partir de los 12 años.
¿Cuáles son los problemas más comunes que enfrentan nuestros hijos adolescentes hoy en día? Muchos están sufriendo Soledad, Ansiedad, Depresión, Baja autoestima, Tentaciones Sexuales; muchos el divorcio de los padres, y muchos tienen que aguantar la hipocresía de sus padres que les quieren exigir a ellos, cosas que sus padres no les modelan. Esta la principal razón de rebeldía de los hijos.
La Adolescencia es un tiempo de probar cosas nuevas. Algunas veces usan el alcohol y otras drogas por varias razones, incluyendo la curiosidad por sentirse bien, reducir el estrés, para llenar vacíos, sentirse adultos o para “pertenecer” a un grupo.
En esta etapa, los padres deben anunciar a sus hijos de los peligros, antes de que ocurran los hechos. Si los hijos reciben la instrucción antes de; ellos podrán defenderse y rechazar cualquier oferta incorrecta de la que ya estén informados. Evite la sobreprotección, ellos tienen que enfrentar sus propias batallas.
Los Adolescentes necesitan: Comprensión, Información, Aceptación, Dirección, Amor, Apoyo. Conversación, tiempo de calidad y libertad supervisada. ¡Nunca les grite! ¡Ni permitas que su hijo que le grite! Sus hijos adolescentes van a aprender más del modelaje de sus padres, que de ninguna otra cosa.
Uno de los aspectos más importantes de lidiar con adolescentes es establecer una comunicación sólida basada en el amor. Escuchar preventivamente a tus hijos, sin juzgar, les permite expresar sus preocupaciones, miedos y alegrías. Esto crea un ambiente donde pueden sentirse cómodos compartiendo sus pensamientos y preguntas sobre la fe y la vida en general.
La mejor manera de inculcar valores cristianos en tus hijos adolescentes es a través del ejemplo. Vivir una vida que refleje amor, compasión, perdón y servicio hacia los demás les mostrará cómo aplicar esos valores en su propia vida. Practicar la fe cristiana juntos, como la oración y la lectura de la Biblia, fortalece aún más su comprensión y relación con Dios.
Cada hijo es diferente, porque tiene un temperamento diseñado por Dios, con fortalezas y debilidades, tiene dones y talentos y cualidades únicas. Por esa razón nunca deben ser comparados con nadie. Y por esa misma razón debemos tratar a cada hijo según su propia personalidad.
La insuficiente atención de los Padres, o un mal modelaje frecuentemente causa: ¡Que el hijo cierre su corazón! Consecuencias: Discute, se rebela, contradice, limita la comunicación, usa lenguaje irrespetuoso, se aleja emocionalmente de usted y busca amigos contrario a lo que ud. desea. Existe un alto riesgo de uso de drogas, alcohol, relaciones sexuales insanas. Huirá de su casa o se suicidará.
Los hijos poseen un formidable radar en cuanto a detectar las actitudes internas de los adultos hacia ellos. Aprender a manejar la ira es una habilidad necesaria para que los padres puedan DISCIPLINAR a sus hijos y no vengarse de ellos.
Hágales un reglamento por escrito a cada hijo. Ayúdelos a reconocer sus errores. Guíelos a entender la importancia de pedir perdón, honrar y obedecer a los padres. Quíteles privilegios si no responden correctamente. Sea firme y no ceda cuando su hijo(a) esta en Disciplina. La persistencia es clave.
La comunicación correcta es muy importante en la educación de los hijos. “No dando órdenes…”, si no “instrucciones”. Tampoco repita instrucciones cada vez más enojado. Mire a su hijo(a) a los ojos y dele instrucciones precisas y concretas. Si no siguen las instrucciones, sufrirán las consecuencias de acuerdo a las reglas establecidas.
Ser padre es: Es compartir con nuestros hijos y escucharlos para poder guiarlos en las decisiones de su vida. Es enseñarles a descubrir sus habilidades y talentos para que se desarrollen con éxito en su vida.
Es modelarles los principios de vida cristianos que les garantizará una mejor manera de afrontar la vida.
