Las personas con actitudes posesivas buscan tener un control absoluto sobre su pareja, desde sus acciones hasta sus palabras. Esta necesidad de control revela una profunda desconfianza y, a menudo, una obsesión hacia la persona amada.

Detrás de esa apariencia de dominio y fuerza, se oculta una persona insegura, con una autoestima frágil y dificultades para amar de manera saludable. Este tipo de comportamiento es tóxico, convirtiendo la relación en un ciclo emocionalmente agotador.

Los celos obsesivos son una señal clásica de esta actitud posesiva. La persona celosa puede sentir envidia de la familia, amigos e incluso del trabajo de su pareja, demandando su presencia constante. Sienten celos de todo lo que rodea a su ser querido, sin importar si ellos están incluidos o no.

La necesidad de control lleva a estas personas a querer conocer todos los movimientos de su pareja: a dónde van, con quién estarán, qué harán y hasta qué llevarán puesto. La idea de que su pareja pueda tener planes sin ellos les provoca malestar e incluso resentimiento hacia quienes puedan alejarlos.

Revisar constantemente el teléfono móvil, las redes sociales y cualquier otro medio de comunicación de la pareja es una práctica común entre los posesivos. Buscan cualquier indicio de engaño para confirmar sus temores y mantener un control absoluto sobre la relación.

Integrar a la pareja en su círculo social hasta convertirlo en el único entorno social es otra estrategia para ejercer dominio. Esto les permite tener un control total sobre su tiempo y actividades, evitando que la pareja tenga espacios de libertad e independencia.

Los expertos señalan que esta actitud se origina en una profunda dependencia emocional y miedo al abandono. Sin embargo, es posible cambiar esta conducta con ayuda profesional.

Es importante perdonar y pedir perdón por eventos pasados que hayan contribuido a esta actitud posesiva. Además, es crucial aprender a confiar en la pareja y en uno mismo, permitiendo un espacio de seguridad y libertad mutua.

Como dice la Biblia en 1 Corintios 13:4-5, el amor es paciente y bondadoso, no es celoso ni egoísta. El verdadero amor implica confiar en el otro y no buscar controlarlo, sino brindarle un ambiente de seguridad y libertad. Esto implica depositar la necesidad de seguridad en Dios y confiar en Su guía para la relación.

Tu matrimonio y familia son el tesoro más valioso que Dios te ha dado ¡CUÍDALO!

 

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