¡Cuando usted resiente lo que otros le hacen, pero no detecta lo que usted le hace a otros!
Cuando vas en tu automóvil y estas en el lado ciego de otro conductor, es muy probable que el otro conductor se te atraviese en algún momento y tú te molestas mucho. Otras veces eres tú el conductor que tienes otro vehículo en tu punto ciego y como no lo ves, puedes ocasionar hasta un accidente.
Lo mismo pasa en las relaciones humanas. Es muy fácil resentir cuando no nos toman en cuenta, no nos invitan, se les olvida nuestro cumpleaños; cuando ignoran nuestras necesidades, cuando se dan cuenta de cuanto nos duele algo, etc. Pero que difícil darnos cuenta cuando le hacemos eso mismo a otros.
Mateo 7:12 (La regla de Oro) Así que todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos, pues esto es la Ley y los Profetas.
Todos los seres humanos nos equivocamos, cometemos errores y ofendemos muchas veces hasta sin darnos cuenta. A veces decimos una palabra que ofende a alguien, o tenemos una actitud que lastima a otros, y no nos damos cuenta. En esos casos quisiéramos que nos confronten con amor, en vez de que nos juzguen, nos critiquen o hablen mal de nosotros con otras personas.
Si tú quieres que otros reconozcan sus errores y te pidan perdón, hazlo tu primero. Reconoce tus errores y pide perdón. Pero nunca le exijas a los otros que lo hagan también. Nuestra parte es obedecer a Dios, si el otro no lo hace, Dios tratará con esa persona.
Hacerle bien a los demás, sin importar la circunstancia ni la ocasión, es una actitud que te va a permitir cosechar lo mismo en momentos de necesidad. Esta actitud es esencial en la relación matrimonial y en la familia. Los matrimonios deben vivir la regla de oro diariamente. Si quieres que tu esposa este bien contigo, piensa y actúa en beneficio de ella, procura su bienestar siempre. Igualmente la esposa.
Hay familias que viven muchos conflictos porque siempre están reclamando algo y ofendiéndose mucho; la regla de oro, podría ayudarles a vencer esas debilidades y concentrarse en hacerse el bien los unos a los otros en amor, como enseña la palabra de Dios.
Lucas 6:27 »Pero a vosotros los que oís, os digo: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian; 28 bendecid a los que os maldicen y orad por los que os calumnian. 29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, ni aun la túnica le niegues. 30 A cualquiera que te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. 31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.
Honremos esta hermosa palabra. Pongámosla en práctica. No es fácil, pero si decidimos hacerla parte de nuestra vida, estaremos sembrando vida en nosotros mismos y a su tiempo recogeremos una cosecha abundante de amor, paz, gozo y prosperidad.
Tu matrimonio y tu familia es el tesoro más valioso que Dios te ha dado. ¡Cuídalo!