Según estudios científicos, todos los seres humanos somos marcados emocionalmente desde el vientre de la madre, por la manera en que fuimos engendrados; cómo vivió nuestra madre el proceso del embarazo, a que emociones o traumas estuvo expuesta; como fue el nacimiento; como fue el hogar en el que comenzó a formarse nuestro carácter; cual fue nuestra cultura predominante; cómo vivimos la infancia, que problemas tuvimos que enfrentar en la escuela, como fue nuestra adolescencia, etc.
Las fracturas emocionales de los primeros doce años de vida, son generalmente las más influyentes en el corazón de las personas. En este proceso se pueden generar raíces de amargura, votos internos y traumas que establecen patrones de pensamiento y de comportamiento.
El pasado puede ser una carga pesada para llevar a cabo una relación matrimonial. Las heridas, las decepciones y los errores pueden pesar en el corazón y afectar la conexión emocional entre los cónyuges. Sin embargo, como cristianos, tenemos la esperanza de que podemos dejar ir el pasado y construir un futuro juntos. ¿Cómo podemos hacerlo?
También durante la vida nos vemos expuestos a sufrir cargas emocionales por circunstancias que enfrentamos y por malas decisiones que tomamos. Esas cargas emocionales pueden ser traumáticas y afectan nuestro comportamiento en el diario vivir. Puede haber en nuestra mente información que nos estanca y nos paraliza.
¿Hay cargas emocionales en tu corazón? ¿Tienes pensamientos que te vienen con frecuencia y te roban el gozo?
La instrucción bíblica es olvidar, o sea, consciente e intencionalmente desenfocarnos del pasado y enfocarnos en lo que esta adelante. Es tomar la decisión firme de no pensar en el pasado y forzar el pensamiento en el futuro, en los planes de Dios para nuestra vida. Es un hábito que debemos desarrollar. Y muchas veces necesitamos la ayuda de personas maduras espiritualmente para lograr formar este hábito en nuestras vidas.
Dios tiene una meta y un premio maravilloso para todos aquellos que deciden vivir como sus hijos mediante el llamado en Cristo Jesús. Dios quiere que avancemos hacia adelante. No quiere que nos quedemos estancados mirando hacia atrás y lamentándonos por las consecuencias o circunstancias del pasado.
A algunas personas les es muy difícil dejar de pensar en las heridas recibidas y se mantienen amargadas y sufriendo mucho. En este caso, la recomendación es: hable con un líder espiritual de su mismo género, ábrale su corazón, exprese el dolor que siente, para que sea ministrado y pueda desconectarse del resentimiento y la culpabilidad, mediante el perdón.
Tu familia necesita que te enfoques hacia adelante, que vivas los principios bíblicos de vida hoy; para que mañana coseches el fruto de tu buena siembra. No hablen más del pasado. Ejerciten conversaciones enfocadas en los planes de Dios para sus vidas, lo que pueden hacer para honrar y servir a Dios, y como ganar el premio más importante de nuestra existencia.
¿Qué planes crees tú que tiene Dios para ti y para tu familia? Profetisa los planes de Dios para Uds. Basa tus profecías en el propósito de Dios para tu familia.